
HABLAR BIEN, HABLA BIEN DE TI
Por Daniel Acosta
“Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona”.
Colosenses 4:6 (Nueva Biblia de las Américas)
La sal es un bien muy valioso y necesario en la alimentación humana, así de importante es la sal en la Biblia que compara su justo sabor como si fuesen palabras agradables y de buen gusto. Los seres humanos vivimos inmersos en un océano verbal por la misma necesidad que tenemos de relacionarnos los unos con los otros, pero la gracia y la cortesía al hablar escasean dejando a veces un mal sabor a la hora de comunicarse.
¿Qué tan importante es hablar bien para ti?
Veamos qué nos dice la Biblia respecto a cómo debemos hablar:
- NO DECIR MALAS PALABRAS
Por lo general vivimos rodeados de malas palabras porque estas forman parte del lenguaje cotidiano de nuestra sociedad. En algunos hogares este tipo de comunicación está normalizado: los padres las usan y por ende los hijos lo hacen también. Sobre este tema la Biblia nos dice:
“No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios”
Efesios 4:29-30 DHH
¿Se entiende? Esta escritura nos enseña que es importante que aprendamos a hablar bien y más aún siendo cristianos. Nuestro deber es hablar siempre con gracia, en vez de ser una desgracia a la hora de representar a Jesucristo en nuestra forma de hablar (Leer también Mateo 12:36). Debemos esforzarnos por ser ejemplo para otros y ser auténticos referentes para llegar a Dios.
- NO HABLAR MAL DE OTROS
En la Biblia hay un personaje por el que siempre he sentido fascinación y este es Pedro. Él trabajaba como pescador y era un experimentado hombre de mar, poseía una conducta y lenguaje muy particulares, era muy entusiasta, obstinado, impulsivo y a veces hasta era atrevido, como cuando negó a Jesús tres veces, y en la tercera vez dijo:
Entonces comenzó a maldecir y a jurar:
—¡No conozco al hombre! En seguida cantó el gallo.
Mateo 26:74 (Biblia, Reina Valera Actualizada 2015)
Después de ese episodio Pedro tuvo que transitar por muchos cambios y su forma de hablar cambió tremendamente al punto que el mismo Pedro escribió:
“Los que de todo corazón deseen vivir y ser felices, deben cuidarse de no mentir y de no hablar mal de otros”
1 Pedro 3:10 (La Biblia, Traducción en Lenguaje Actual)
¡Wow! Dios nos enseña a través de Pedro que la felicidad no solo está en usar bien nuestras palabras, sino también en NO HABLAR MAL DE OTROS.
«La felicidad no solo está en usar bien nuestras palabras, sino también en NO HABLAR MAL DE OTROS».
Existen personas que afilan su lengua como si fuera una espada para atacar a otros con burlas, chismes, injurias o críticas malintencionadas. Un ejemplo muy común es cuando un matrimonio se separa o divorcia; por lo general el hijo debe escuchar hablar mal de su padre o madre, lo cual no está bien porque crea una herida emocional en él envenenando su pensamiento inocente. Independientemente de lo que sienta el cónyuge, éste nunca debe hablar mal de su pareja a sus hijos porque ellos suelen ser los más afectados en una separación. No es necesario decirles algo doloroso, los hijos crecerán y se darán cuenta de las cosas. Si un día el hijo, ya crecido, pide razones de lo sucedido se le debe contar la verdad pero de forma sincera, sin rencor, ni odio y siempre mostrando compasión por el corazón extraviado y orando juntos a Dios. De modo que si queremos dar bienestar a los hijos, nunca debemos hablar mal del cónyuge, en lugar de eso hay que concentrarse en el amor y la felicidad.
- EL SILENCIO TAMBIÉN HABLA
No siempre tenemos que ser habladores todo el día, así como tenemos tiempo para hablar, la Biblia también nos enseña que:
“Hay un tiempo para callar”
Eclesiastés 3:7
Siempre habrá alguien que nos tiente a responder inapropiadamente, pero es sabio morderse la lengua para no caer en la provocación (lee también Proverbios 10:19). O también puede ser que la persona te quiera decir algo importante, en ese caso guarda silencio y esfuérzate por escuchar y entender lo que te quiere decir porque para saber hablar también hay que saber escuchar.
Ahora comprendes lo importante que es para Dios que sus hijos aprendan a hablar con propiedad; por algo dice que nuestras palabras deben ser sazonadas como con sal y es que el mismo acto de cocinar requiere amor, creatividad y un toque justo de sal. Sazonar nuestras palabras en una conversación significa seleccionar apropiadamente lo que se va a decir, convirtiendo nuestros comentarios en algo apetecible para quienes nos escuchan — esto se parece a cuando cocinas algo muy bien y todo se transforma en un tiempo de unión y disfrute —.
Finalmente, saber hablar involucra también saber escuchar — personalmente aún sigo aprendiéndolo con mis hijas — entonces antes de hablar pregúntate CUÁNDO es el mejor momento de hablar, QUÉ palabras usarás y CÓMO lo dirás con amabilidad y gracia, y si es posible, procura que en tu rostro también se pueda leer lo que vas a decir (mi esposa tiene ese don). Si nos entrenamos en el hablar, nuestras relaciones serán distintas, los matrimonios evitarán discusiones, los padres se entenderán mejor con sus hijos, el ambiente laboral será mejor y en la iglesia nuestras palabras serán edificantes. Al igual que una foto o huella digital componen nuestra identidad, de la misma manera nuestra forma de HABLAR identifica el tipo de cristiano que somos, y esto podría dar esperanza para aquellos que sufren ya que las palabras muchas veces son medicina para el alma, porque el habla tiene ese gran poder de despertar espiritualidad en las personas.
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Reflexión
“Cuidar nuestras palabras impacta en nuestra vida espiritual y nuestro entorno”
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Personalmente siento que el hablar …en mi caso es con los gestos…por más que de mis labios salgan palabras adecuadas…mi rostro refeja otro mensaje.quiero poder ser siempre alguien de espíritu tranquilo para que mis comentarios sean un deleite y una paz para quien quiera escuchar de Dios. A trabajar!!!
Tremendo todo lo que he leído y como m ayudan estos devocionales a ver como verdaderamente estos en mi vida espiritual con mi relación con Dios muchísimas gracias x su tiempo su corazón y dedicación 💜
Esto es muy cierto porque Dios nos pedirá cuentas de cómo nos hemos expresado de nuestro prójimo, ya que él únicamente nos juzgará nosotros no somos Jueces de nadie. Mateo 7:1-5. Gracias Daniel