El amor es ciego pero el matrimonio te decuelve la visión - Disciple Community

EL AMOR ES CIEGO

PERO EL MATRIMONIO TE DEVUELVE LA VISIÓN

(Yugos desiguales – Parte 2 final)

Por Daniel Acosta

Escucha el devocional

“Mejor son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.”

Eclesiastés 4:9-10 (La Biblia, TLA)

Existe un dicho popular que afirma: «El amor es ciego», ¿a qué se debe esta frase? A que, cuando las personas nos enamoramos, solemos ver al otro como alguien perfecto en todos los sentidos. En ese estado, pasamos por alto — o minimizamos — ciertos defectos, faltas o conductas inapropiadas, incluso negativas, que en realidad son señales de advertencia que preferimos ignorar. Sin embargo, cuando llega el matrimonio, aparece una verdad que antes no veíamos. Entonces, la realidad se muestra con toda claridad, y es justo en ese momento cuando el verdadero amor es puesto a prueba.

Veamos juntos tres tipos de relaciones matrimoniales: las relaciones sanas, las relaciones inmaduras y las relaciones tóxicas.

RELACIONES SANAS

Este tipo de matrimonio es posible; pero, para llegar a ello, es necesario atravesar un proceso en el que, año tras año, perfeccionan su relación conforme al estándar que nuestro Dios establece. Por lo general, en este tipo de unión, ambos trabajan, construyen juntos su vida financiera, saben cómo cuidar y guiar a sus hijos, y se ayudan mutuamente, organizándose con sabiduría (lee Proverbios 31:10-31). Todo esto les permite seguir cultivando la comprensión y la empatía, pues entienden que son una sola carne delante del Señor. Aprovechan las mañanas y las tardes para las tareas, y reservan las noches para la conversación, teniendo en todo momento del día a Dios como el centro de sus vidas. Ella atiende a su esposo con amor, sin sentirlo como una obligación; y él ha aprendido a valorar y agradecer cada detalle, y cubrir cualquier necesidad de su esposa. De este modo, cada experiencia vivida contribuye a fortalecer su amor.

¿Existen conflictos en esta relación? Por supuesto que sí. Las diferencias siempre estarán presentes, aunque en menor medida, pues ambos han aprendido que, al orar juntos después de una tormenta, se desarma el orgullo y se allana el camino para que el corazón halle el perdón. Este tipo de relaciones, maduras en la fe, saben que la verdadera felicidad no es un simple estado emocional. Al contrario, han comprendido que la dicha se encuentra en su relación con el Señor, y que de Él brota un amor distinto, cimentado en la entrega mutua, el respeto, la empatía y el servicio.

Una escritura bíblica que refleja con claridad este tipo de relación sana es la siguiente:

«Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se ENTREGÓ a sí mismo por ella».

Efesios 5:25 (La Biblia, RVC).

En este pasaje vemos claramente cómo Cristo amó a su iglesia; pero no solo eso, también declara que se ENTREGÓ por ella. ¿De qué manera se entregó Cristo a su iglesia?… ¡Exacto! Tal como lo has comprendido, así también deberá ser tu entrega a tu cónyuge.

Consejo:

  • Así como Dios debe ocupar el primer lugar, asegúrate de que tu esposa sea la segunda persona más importante en tu vida (lee Deuteronomio 6:5, Efesios 5:22-25 y Génesis 2:24). Esto significa que tu cónyuge siempre estará antes que tus padres y que tus hijos, pues ellos nunca deberán ocupar el lugar que le corresponde a tu cónyuge.
  • Procura preparar un devocional familiar de unos diez minutos: una escritura y un breve mensaje. Luego abre un espacio para comentarios y agradecimientos, y después un segundo espacio para que tu familia pueda conversar sobre cualquier tema que desee: asuntos del hogar, cuestiones personales, algún reclamo o sugerencia, entre otros. Puedes realizarlo un sábado o un domingo, pero intenta hacerlo al menos una vez por semana. Personalmente esto ha ayudado mucho a mi familia.

RELACIONES INMADURAS

Empecemos con esta escritura:

“… los casados van a tener problemas, y me gustaría evitárselos”

1 Corintios 7:28 (La Biblia, TLA)

Cuando un matrimonio comienza, pronto descubre las imperfecciones del uno y del otro, y los problemas empiezan a aparecer. Esto, en la mayoría de los casos, provoca desánimo, y no tarda en surgir la pregunta de si realmente hicieron bien en casarse. En ocasiones, esta situación puede prolongarse por años, si es que no se toma la decisión de trabajar en cada dificultad. Si es tu caso, tranquilo, esto no significa que sean “yugos desiguales”, sino más bien que hay inmadurez. El apóstol Pablo entendía muy bien que los problemas traen consigo interrogantes, aunque también dijo: “me gustaría evitárselos”. La solución, en una relación inmadura, no es el divorcio, sino aprender a enfrentar los problemas, gestionarlos con sabiduría y dialogar en un tono adecuado, evitando hacer gestos o muecas innecesarias o negativas que solo agravan la situación y pueden conducir a una crisis. Créeme: es posible alcanzar un buen resultado si se busca una solución mutua. Con el tiempo, este esfuerzo irá fortaleciendo el matrimonio, aunque requerirá constancia, perseverancia y mucha entrega (lee Santiago 1:19 y Proverbios 15:1).

Debo confesar que, en mi matrimonio, también hemos atravesado crisis. Sin embargo, cada vez que buscamos a Dios, Él ha estado allí para enseñarnos y es así como poco a poco hemos ido aprendiendo y madurando. Comprendí que pasar por esta etapa no significa que nuestra relación esté llegando a su fin; más bien, implica comprender el proceso y esforzarnos en mejorar cada día, con empatía y compromiso. He tenido discusiones con mi esposa y sé que, en el futuro, surgirán nuevas diferencias. Pero hoy podemos decir que hemos aprendido que nuestro amor supera y desborda cualquier tonta discusión, porque cuando acudimos a Dios, nuestras diferencias se vuelven minúsculas e insignificantes. Estoy seguro de que aunque vuelvan a surgir conflictos, podremos afrontarlos con la sabiduría y con la madurez que el Señor nos concede, y nuestra relación resultará fortalecida.

Los problemas en una relación suelen presentarse en diferentes áreas: la falta de comunicación, el manejo inadecuado de las finanzas, la crianza de los hijos, la falta de respeto, la desconfianza e incluso problemas con la intimidad. Menciono esto último porque he conocido casos en los que algunas esposas exigen algo específico de sus esposos y, si no lo obtienen, recurren al chantaje privándolos de la intimidad. Esta situación es real, y la Biblia la aborda con claridad (lee 1 Corintios 7:3-5, NTV). Estadísticamente las finanzas constituyen una de las principales causas de divorcios (para abordar el tema de las finanzas estoy desarrollando un proyecto con el objetivo de brindar una solución).

Consejo:

  • Recuerda que el amor que se tienen va más allá de cualquier problema, discusión o diferencia. Asegúrate de tener siempre a Dios como el centro de tu matrimonio.
  • Las discusiones no deben convertirse en batallas en las que uno busca ser el ganador. Recuerda que Dios se glorifica cuando ambos ganan, porque los dos son uno en el Señor. Busca comprender y no imponer, y si percibes que la situación podría escalar a una pelea, retírate (lee Proverbios 17:14).
  • Los problemas o discusiones se deben abordar adecuadamente, con respeto y empatía (lee Efesios 4:26). No es sabio evitarlas, sino enfrentarlas, ya que son la vía para aclarar cualquier malentendido. El verdadero amor no ignora la realidad, sino que aprende a confrontarla. Por eso, mi consejo es que siempre acudas a la Biblia, porque ella aborda todos estos temas de la vida; y, si es necesario, busca consejería en tu iglesia o ayuda profesional con un psicólogo cristiano.
  • El arrepentimiento siempre restituye la paz (lee Santiago 3:2).

RELACIONES TÓXICAS

Dios, una y otra vez, nos advierte sobre el yugo desigual; es decir, la unión con alguien que no comparte nuestra fe, valores y principios. Querer formar un hogar así plantea una pregunta clave: ¿con qué valores educarán a sus hijos? Este tipo de unión representa un riesgo, porque puede afectar tu alma y el propósito que Dios planeó para tu vida (lee Jeremías 29:11, NVI). Dios diseñó el matrimonio para que haya unión, amor, respeto y cuidado. Pero cuando se instala la VIOLENCIA en cualquiera de sus formas, se rompe el diseño divino. Dios nunca aprueba la violencia en el matrimonio.

Recuerdo tener unos seis años cuando sucedió esto. Yo me encontraba durmiendo con mis dos hermanos, cuando de repente una fuerte discusión nos despertó. Aun siendo niños, nos levantamos y nos asomamos a la escalera. Miramos hacia abajo y vimos a mi madre en el piso llorando, mientras mi padre cerraba violentamente la puerta de la calle para no regresar. Mi hermano mayor, que tenía apenas cuatro años más que yo, nos ordenó volver a la habitación, mientras él bajaba despacio por las escaleras. Yo me quedé paralizado, sin saber cómo ayudar, porque cuando el dolor del alma es más fuerte que un llanto, se convierte en algo inasible para un niño. Pero, al ver lo que hizo mi hermano, aprendí que un simple abrazo en medio del dolor disipa cualquier neblina del alma y, así, la va guiando hacia el camino de la tranquilidad y del descanso en el Señor. Toda la escena quedó grabada a fuego en mi pequeña memoria.

Si eres padre y estás leyendo esto, ¿te das cuenta de cómo un recuerdo puede permanecer para toda la vida en la memoria de un niño? Las agresiones no solo son físicas, sino también verbales; eso constituye violencia psicológica, y puede doler aún más.

Veamos esta siguiente escritura:

(…) Los prometí como una NOVIA pura a su único esposo: Cristo.

2 Corintios 11:2 (La Biblia, NTV)

¿Notaste lo que dice? Jesús compara a la iglesia con una novia, es decir, la compara con una MUJER. Además, si lees 1 Corintios 3:16-17, verás que se hace referencia a que nuestro cuerpo es templo de Dios. ¿Te das cuenta de lo que estoy diciendo? Dios se toma muy en serio el maltrato, ya sea que venga del hombre o de la mujer. Así que, si eres una persona que maltrata a su cónyuge, déjame decirte que estás en serios problemas con Dios porque la escritura dice:

¿No saben que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?  Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo.

1 Corintios 3:16-17


Ejercer violencia es un pecado tanto contra el cónyuge como contra Dios; nadie tiene derecho a maltratar el cuerpo de otra persona. La violencia es un mal que debe ser abordado con seriedad: no se debe normalizar ni minimizar ningún acto de agresión. Lamentablemente, nos hemos vuelto ciegos ante ciertos males sociales, pero esto debe cambiar, porque un día rendiremos cuentas a Dios. La Biblia es clara respecto a este tema.

Esposos, amen a su esposa y no la traten mal.

Colosenses 3:19 (La Biblia, PDT)

Consejo:

  • Busca siempre a Dios, porque sin Él no se puede soportar el peso de la vida.
  • Aunque la Biblia no promueve el divorcio, sí lo permite en caso de adulterio o abandono del cónyuge (lee Mateo 19:9 y 1 Corintios 7:15). Sin embargo, el maltrato al cónyuge también puede ser una causa lícita de divorcio, separación temporal o separación permanente, siempre y cuando exista un peligro latente. Nuestro deber es cuidar de nuestra vida y de la de nuestro prójimo; por ello, la Biblia nos enseña a ayudar al oprimido o maltratado y a buscar siempre la justicia (lee Isaías 1:17 y Salmo 146:7).

CONCLUSIÓN:

Si aprendemos más sobre el diseño de Dios, nos daremos cuenta de que el matrimonio es una vocación maravillosa: la unidad de dos personas en una sola. Esto permite que el matrimonio se fortalezca y crezca, pero el precio a pagar siempre implica grandes dosis de entrega y generosidad mutua, como también preocuparse constantemente por la felicidad del otro (Mateo 20:26).

En definitiva, el amor no debe ser ciego, sino real y sincero, siempre en un mismo yugo. No busquemos la perfección de tu cónyuge, porque nosotros tampoco lo somos y también necesitamos la gracia de Dios (lee Santiago 3:2). Solo asegúrate de querer seguir aprendiendo y creciendo en el Señor, porque el verdadero amor es aquel que sabe edificar para la gloria de Dios.

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Reflexión final:

Dios puede transformar tu matrimonio. Identifica qué tipo de relación te describe mejor y nunca dejes de buscar la ayuda adecuada.

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Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Lliiana sassone

    Liliana la pasión nos enseguese y no nos permite separar los sentimientos de la persona tóxica no vamos a cambiar nada aun en el matrimonio y menos si nunca hubo una relación de placer si nunca estuvo una relación íntima menos eso esta o no está elegimos a la persona por lo que es y no para querer cambiarla para mí esa es la visión del matrimonio darnos cuenta que la elegimos por lo que es y no por lo que quisiesemos que fuese.

  2. Nancy del Carmen Benítez

    Me encanta la idea de saber que existe respuestas para todo lo que nos pasa , que la biblia es el instrumento adecuado. Mil Gracias por abordar estos temas.